Anatomía y función del ligamento cruzado anterior
El ligamento cruzado anterior, abreviado como “LCA”, se origina en la cara posterior y medial del cóndilo externo del fémur y se dirige en diagonal hacia delante, para insertarse en la meseta tibial interna, junto al cuerno anterior del menisco interno. Su función principal es aportar estabilidad a la rodilla, ya que limita el desplazamiento anterior de la tibia sobre el fémur y hace de pivote en las rotaciones. Pero, además, tiene un papel muy importante en la propiocepción de la rodilla, ya que posee mecanorreceptores que informan al sistema nervioso de la posición articular.
Epidemiología de la rotura de ligamento cruzado anterior
La rotura de este ligamento es una de las lesiones traumáticas más frecuentes en la actualidad, especialmente en las disciplinas de fútbol y baloncesto. Estas aumentan si se trata de deporte profesional y suelen ocurrir en competición. Además, tienen mayor prevalencia en chicas y en edades tempranas (16-20 años).
Su incidencia es cada vez más alta, pero también lo es el riesgo de una segunda rotura, tanto del mismo ligamento como del de la rodilla contralateral, especialmente en los 2 años posteriores a la lesión.
Mecanismo lesional del ligamento cruzado anterior
Los gestos más comunes de lesión de este ligamento son los aterrizajes de salto con 1 pierna, los pivotes y cambios de dirección y las deceleraciones. En la rodilla suele producirse un valgo dinámico con rotación tibial respecto al fémur, aunque también puede lesionarse por hiperextensión.
Suelen producirse en situaciones sin contacto (el deportista se lesiona solo al apoyar el pie en el suelo), pero es común que haya interferencia de otros jugadores, ya sea en acciones defensivas o de manejo de balón con oposición, cuando hay muchos focos de atención.
Diagnóstico de rotura de ligamento cruzado anterior
Su diagnóstico se confirma realizando una resonancia magnética, aunque es aconsejable esperar unos días tras la lesión para que disminuya la inflamación. Aun así, podemos sospechar de esta patología con una anamnesis y exploración física. Algunas de las pruebas que se realizan en clínica para evaluar su integridad son el test de Lachman, el cajón anterior y el pivot shift.
Además, la rotura de este ligamento es frecuente encontrarla asociada a otras lesiones, siendo las más típicas la afectación del menisco interno y/o del ligamento colateral medial. Cuando se produce una rotura de estas 3 estructuras se denomina “la triada”.
Rehabilitación tras una rotura de ligamento cruzado anterior
Una vez confirmada la lesión, la primera decisión será si optar por tratamiento quirúrgico o conservador. Esta dependerá de varios factores, entre ellos la edad de la persona, el nivel y exigencia de actividad física que realice, la sintomatología que presente, la estabilidad que tenga la rodilla y la presencia de otras lesiones asociadas.
En ambos casos es necesario llevar a cabo una rehabilitación, que será de mayor duración si ha habido cirugía, extendiéndose normalmente desde los 8 meses hasta 1 año, pero pudiendo alargarse más según cada caso.
Los objetivos iniciales de esta serán reducir el dolor y la inflamación, recuperar la movilidad en flexión y extensión de rodilla, recuperar los niveles de fuerza y de estabilidad y reeducar el patrón de marcha. Posteriormente, la rehabilitación se enfocará en la vuelta al deporte o a la actividad del paciente, incorporando la carrera, los saltos y aterrizajes y los pivotes y cambios de dirección, intentando reducir lo máximo posible el % de asimetría entre ambos miembros inferiores.
Además, será muy importante dar estímulos neurocognitivos y plantear tareas que involucren al sistema nervioso central durante todo el proceso, pero, en especial, en las últimas fases de vuelta al deporte. Algunos ejemplos son incluir dobles tareas y toma de decisiones, reducir el feedback visual, incorporar tiempos de reacción y trabajar en fatiga, para aumentar el foco atencional externo y disminuirlo sobre la rodilla, simular las demandas de la competición y aumentar la confianza del jugador.
Importancia del abordaje multidisciplinar
En muchas lesiones deportivas será necesario un abordaje multidisciplinar, pero en esta en concreto mucho más, al ser de larga duración y de alta carga psicológica. Será recomendable la participación en la rehabilitación de traumatólogo, fisioterapeuta, profesional del deporte, nutricionista y psicólogo deportivo. De esta forma, el jugador regresará a la competición en las mejores condiciones posibles y el riesgo de recidiva será menor.
Si has tenido recientemente una lesión de este tipo, hayas pasado por cirugía o no; o si la tuviste hace tiempo y no terminas de recuperarte, en MYO podemos ayudarte abordando tu rehabilitación de forma integral y resolviendo todas tus dudas.