¿Qué es realmente el entrenamiento funcional?
Seguramente, si has entrenado en un gimnasio en los últimos años o estás un poco al día en el mundo del fitness, habrás oído hablar de este tipo de entrenamiento. La mayoría de las veces, se asocia con sesiones de alta intensidad, que suelen realizarse en circuitos, combinando ejercicios que mezclan fuerza y cardio. Sin embargo, surge la pregunta: ¿es esto realmente funcional? ¿De qué manera ayuda a nuestro cuerpo y a nuestra salud en la vida diaria?
Antes de profundizar, es fundamental entender qué significa exactamente “entrenamiento funcional”. El término ha sido muy utilizado en los últimos años para describir un enfoque que busca mejorar nuestra capacidad para realizar las tareas cotidianas de forma eficiente y segura. Pero, en realidad, no existe una única definición formal que tenga consenso en el mundo científico o del entrenamiento. Por eso, intentaremos aclararlo desde una perspectiva sencilla y práctica.
¿Qué es el entrenamiento funcional?
El entrenamiento funcional puede definirse, en palabras simples, como aquel que se centra en mejorar nuestras capacidades físicas para realizar las actividades diarias con mayor facilidad, eficiencia y menor riesgo de lesiones. Por ejemplo, levantar una caja, subir escaleras, caminar largas distancias o mantener la estabilidad al cargar objetos pesados. Todo esto requiere de fuerza, equilibrio, coordinación, movilidad y resistencia aeróbica.
No obstante, la clave está en que estos ejercicios imitan los movimientos que realizamos en nuestra vida cotidiana, en lugar de ejercicios aislados y muy especializados que solo sirven para mejorar aspectos específicos del rendimiento en ciertos deportes o disciplinas físicas.
Imagina que, en lugar de hacer una serie de curl de bíceps en el gimnasio, realizas un ejercicio que requiere mantener el equilibrio mientras te levantas de una silla, giras y alcanzas objetos en diferentes direcciones. Ambos ejercicios trabajan la fuerza, pero el segundo además desarrolla la coordinación y la estabilidad, habilidades que utilizamos constantemente en nuestro día a día.
El entrenamiento funcional y sus beneficios
El principal objetivo del entrenamiento funcional es mejorar nuestra calidad de vida, aumentar la autonomía y prevenir lesiones. A medida que envejecemos, la pérdida de fuerza, movilidad y equilibrio puede afectar significativamente nuestra independencia. Por ello, este tipo de entrenamiento resulta especialmente recomendable para adultos mayores, aunque también es muy útil para personas jóvenes que quieren prevenir lesiones o mejorar su rendimiento en actividades físicas.
Entre los beneficios más destacados del entrenamiento funcional, podemos citar:
- Mejorar la fuerza muscular de manera práctica: Nos ayuda a tener músculos fuertes y resistentes para tareas cotidianas o las demandas específicas del deporte.
- Aumentar la estabilidad y el equilibrio: Fundamental para prevenir caídas y lesiones, especialmente en personas mayores.
- Incrementar la movilidad y flexibilidad: Permite realizar movimientos con mayor amplitud y libertad, reduciendo la rigidez muscular y articular.
- Potenciar la coordinación neuronal y muscular: Lo que se traduce en movimientos más fluidos y precisos, lo cual mejora directamente el equilibrio y coordinación.
- Mejorar la condición cardiovascular: Cuando se realizan en circuitos o en sesiones de alta intensidad, también contribuyen a mejorar el estado del corazón y los pulmones.
- Promover una mejor postura y ergonomía: reduce el riesgo de molestias y dolores, así como un mayor equilibrio muscular y eficiencia en nuestro movimiento, reduciendo el riesgo de que aparezcan descompensaciones.
¿Qué diferencia al entrenamiento funcional de otros tipos de entrenamiento?
No todos los entrenamientos que incluyen ejercicios con peso o en circuito pueden considerarse automáticamente como funcionales. La diferencia radica en el enfoque y en la intención de los movimientos. Mientras que el entrenamiento convencional en el gimnasio muchas veces busca aislar músculos específicos para fortalecer zonas concretas, el entrenamiento funcional trabaja en conjunto diferentes grupos musculares, en patrones de movimiento que se asemejan a los que usamos en la vida real.
Por ejemplo, en lugar de realizar solo press de banca o curl de bíceps, en el entrenamiento funcional podemos realizar movimientos similares a agacharse, levantar, empujar o saltar, combinados en secuencias que favorecen una mayor coordinación entre músculos y articulaciones. No estamos excluyendo estos ejercicios típicos del trabajo de gimnasio, que como trabajo para desarrollar la fuerza son maravillosos, sino que estamos añadiéndole más ingredientes fundamentales.
¿Para quién es recomendable el entrenamiento funcional?
Este tipo de entrenamiento es muy versátil y puede adaptarse a diferentes necesidades y niveles de condición física. Es muy útil para:
- Adultos mayores: que necesitan fortalecer su musculatura, mejorar su equilibrio y reducir riesgos de caídas.
- Personas que desean mejorar su bienestar general: sin centrarse en levantar pesos excesivos o en movimientos excesivamente técnicos.
- Atletas y deportistas: que buscan mejorar su rendimiento funcional y prevenir lesiones.
- Personas en recuperación: tras una lesión o cirugía, bajo supervisión especializada.
- Trabajadores con tareas físicas repetitivas: que quieren mejorar su fuerza
Conclusión
Volviendo a la pregunta que nos ocupaba, ¿qué es el entrenamiento funcional? La respuesta corta es: aquel que desarrolle estas capacidades y que te permita adherirte a él y mantenerlo en el tiempo.
En nuestros grupos de Humano Funcional trabajamos con esta premisa, a través de una programación que busca desarrollar al máximo tus capacidades, siempre con la fuerza como base, añadiendo movilidad, capacidad aeróbica, coordinación y agilidad.


